Hoy no venimos a hablarte de abdominales. Ni de glúteos.
Vamos a hablar de algo que casi nadie cuenta, pero que lo cambia todo:
El impacto del entrenamiento en tus hormonas.
Porque sí, moverte te ayuda a verte mejor.
Pero sobre todo, te hace sentirte mejor por dentro.
El ejercicio (bien hecho) es una herramienta potentísima para equilibrar el sistema hormonal femenino. Y aquí van algunas razones:
🩸 Menos molestias premenstruales
Entrenar con fuerza y algo de cardio moderado puede reducir dolores, inflamación, retención o cambios de humor típicos del SPM.
🔁 Ciclos más regulares
Mejora la sensibilidad a la insulina y ayuda a mantener un peso saludable. Ambas cosas clave para regular el ciclo.
💨 Hormonas “viejas” fuera
El ejercicio activa la circulación y, con ella, el hígado. ¿Y qué hace el hígado? Elimina las hormonas que ya no necesitamos.
😌 Menos estrés, más equilibrio emocional
Moverte libera endorfinas (tu dosis natural de buen rollo) y reduce el cortisol. Un combo ideal para estar más estable emocionalmente.
😴 Mejor sueño y libido
Un buen entrenamiento (ni mucho ni poco) favorece el descanso profundo y mejora la respuesta sexual. Que también cuenta, ¿no?
⚠️ Pero ojo: el exceso también pasa factura.
Mucho cardio, poco descanso o entrenos sin cabeza pueden alterar tu ciclo, aumentar el estrés o empeorar tu energía.
La clave está en el equilibrio.
Moverte sí, pero con cabeza. Y con un plan que se adapte a ti.